viernes, 18 de noviembre de 2011

La Adolescencia (Segunda parte) Señales de alerta

Lic. Carina Torrez


Ante todo debemos tener en cuenta que es muy importante prestar atención a la conducta de los adolescentes (en realidad, de los hijos en general). Pero en la adolescencia se dan cambios que el sujeto muchas veces no puede procesar por sí mismo, necesitando del apoyo y la orientación de su famila, ESPECIALMENTE DE SUS PADRES.



A continuación se indican algunas actitudes que podrían despertar el alerta, sobre posibles dificultades o algún tipo de desequilibrio emocional que el adolescente pudiera estar atravesando:


- Humor negativo como actitud sostenida y prolongada, acompañada de la pérdida del apetito, dificultades para dormir o pensamientos de muerte.

- Oposición a la autoridad (padres, docentes, policía), robo, hurto, vandalismo y transgresión constante. 


- No tener en cuenta los derechos de los otros.

- Uso y/o abuso de alcohol, drogas o tabaquismo.


- Miedo intenso de engordar, a pesar de tener peso normal. Dietas obsesivas, hábitos alimentarios muy restringidos, vómitos, uso de diuréticos, ejercicio excesivo, etc.


- Estallidos frecuentes de ira e inhabilidad para resolver problemas cotidianos.





- Cambio muy marcado en el rendimiento escolar.


- Cambio muy marcado en hábitos: comer, dormir.


- Pesadillas persistentes y quejas de problemas físicos.


- Amenazas de dañarse y dañar a terceros. 




- Conductas sexuales que inapropiadas (exhibicionismo, masturbación compulsiva, voyeurismo).


- Amenazas de escaparse o fugarse.


- Ausencias injustificadas en el colegio o en la casa.


- Pensamientos y sentimientos extraños y conductas no comunes.


- Retracción social, soledad y reclusión con deterioro de las relaciones sociales.







- Fatiga excesiva.


- Insomnio o dificultad para dormirse.


- Incapacidad para concentrarse o cooperar tareas cotidianas del hogar. 






- Indiferencia aparente, aún en situaciones altamente importantes.


- Reducción de actividades.


- Declinación marcada de su rendimiento, tanto académico como físico.


- Deterioro notorio de su higiene personal; excentricidad en el vestir.






Movimientos frecuentes (estereotipados), viajes o largas caminatas sin rumbo fijo.


- Excesiva preocupación por temas místicos o religiosos.


- Conducta caprichosa, carcajadas inapropiadas, posturas extrañas.


- Incapacidad para expresar emoción. 


En caso de observar estos indicadores, se recomienda la consulta con un especialista.




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