jueves, 10 de marzo de 2016

NOS MUDAMOS EN MARZO DE 2016

A partir del mes de Marzo de 2016, nos mudamos a nuestra nuevo centro de atención en la calle:

Domingo Faustino Sarmiento 1171, 
3er Piso, Oficina 5 (Timbre 5)

Entre: Sargento Cabral y Rodríguez Peña

San Miguel.






Pronto actualizaremos la página con más novedades.

Muchas gracias!!

miércoles, 13 de mayo de 2015

Colon Irritable. El trastorno somático que no podemos escuchar

Lic. Carina Torrez

Muchas veces ocurre que se comienza con un malestar digestivo, adjudicado a una indigestión pasajera pero que con el tiempo se repite y persiste por meses o hasta incluso por años.


No hace mucho tiempo, la medicina tradicional realizaba todo tipo de estudios a los pacientes que acudían a consulta por cólicos, diarreas, acidez... que lentamente comenzaban a limitar si vida laboral y social.
Poco a poco, los médicos han comenzado a adjudicar este malestar a un origen psicológico, refiriéndolo como "estrés".



Dentro del psicoanálisis diríamos que el paciente está atravesando un período de angustia (de la cual no tiene una noción consciente), y que su cuerpo es el que está manifestando ese malestar.
Es probable que el paciente refiera: peleas o malestar en el ámbito laboral; conflictos conyugales; pérdidas recientes.
El desafío en la terapia, es observar los indicadores subyacentes a este "Motivo de consulta" (motivo manifiesto por el cual el paciente llega al consultorio), y trabajar junto al paciente en la construcción en el análisis de los posibles "orígenes", si es que esto es posible, del malestar que lo aqueja.
Desde la medicina, se distinguen enfermedades que se denominan psicosomáticas. En estas patologías, si bien el malestar se manifiesta con síntomas orgánicos, su causa es psíquica o psicológica.
El Colon Irritable es considerado como un Trastorno Psicosomático, razón por la cual los síntomas suelen aparecer en situaciones de angustia, ansiedad, incertidumbre... lo que se podría llamar  estrés psíquico o emocional.
Se ha comprobado que el Colon irritable no está relacionado directamente con la dieta (si bien esta influye); los síntomas suelen aparecer independientemente de haber ingerido algún alimento en particular. Probablemente usted ya lo haya observado.



El Colón irritable es posible tratarlo con éxito con psicoterapia, ya que lo que suele trabajarse es la ANSIEDAD que el paciente presenta.
Complementariamente al tratamiento psicológico, en ocasiones es favorable acompañarlo de un tratamiento psiquiátrico, el cual aportará medicación no sólo para aliviar los síntomas, sino para disminuir los niveles de ansiedad y así desarrollar un análisis con menores resistencias. Claro está que el primer paso es descartar patologías orgánicas.



SI USTED PRESENTA ALGUNO DE LOS SÍNTOMAS MENCIONADOS EN ESTE ARTÍCULO, LO INVITAMOS A COMUNICARSE CON NUESTROS TELÉFONOS A FIN DE REALIZAR UNA CONSULTA. ESTAMOS DISPUESTOS A AYUDARLO.

martes, 6 de noviembre de 2012

Infidelidad. ¿Y ahora qué hago?


Lic. Carina Torrez



Cuando descubrimos que nuestra pareja nos fue/es infiel, sentimos que nuestro mundo se desmorona. Y es cierto: ese mundo perfecto de felicidad que habíamos construido juntos (o nosotros solos, sin participación de nuestra pareja), se derrumba como una pirámide de naipes. Otra cosa que también es cierto y es muy necesario comprender, es que ese mundo no era un mundo real. ¿Y qué quiero decir con esto?:
Para que una relación funcione, más allá de la “realidad objetiva” (como cuando nuestros amigos y familiares nos dicen: “este/a hombre/mujer no te conviene por…” y nos enumeran una cantidad de defectos de la persona que elegimos, y lo “incompatible” que son esas características con nosotros) más allá de todo eso, tiene que haber cierto grado de ilusión. Pero recuerden: CIERTO GRADO. Ni todo tiene que estar tan idealizado como para pensar que nuestra relación es perfecta, ni todo tiene que ser racionalizado como para poner al microscopio cada detalle. Creo que una buena palabra para tener en cuenta de ahora en adelante, es: “equilibrio”.
Cada uno tiene sus propios rasgos de personalidad, que lo llevan a ser más impulsivo o más racional; más pasivo o más activo; más reflexivo o más práctico; más comprensivo o más intolerante. Una vez más, la clave para que estos extremos generen el menor malestar posible es el equilibrio.

Pero claro, si acabamos de descubrir una infidelidad es difícil mantener nuestras emociones y sentimientos “equilibrados”. Sin embargo, es una de las primeras consideraciones que tendríamos que tener en mente. La traición causa mucho dolor, y el dolor puede provocar un sinfín de reacciones: llorar, maldecir, enojarnos, sentirnos tristes, sentirnos decepcionados, aislarnos. Hasta incluso sentirnos “estafados” en la confianza que depositamos en el otro, etc. No es momento para tomar decisiones drásticas, pero podemos intentar buscar algún grado de equilibrio que nos ayude a pensar mejor. Esto no nos va a proporcionar el alivio que buscamos, aunque nos puede permitir relajarnos ante ese dolor que por ahora es inevitable.

Por supuesto que queremos estar bien ¡YA!, pero lamentablemente tengo que decirles que eso por ahora no es posible. O al menos, no es posible en una persona sana. Ante una situación como esta, es natural que sintamos dolor. Hemos sufrido un golpe, y aunque los sentimientos y las emociones no se ven, duelen… y mucho. Por ejemplo: si nos martillamos un dedo: ¿alguien piensa que NO es “normal” dar un grito de dolor, sentir que el dedo late, se inflama, se forma un hematoma y no podemos tocar nada porque nos duele hasta el codo? Sería raro que ante ese martillazo en el dedo no sintamos ningún dolor, ni siquiera una molestia ¿verdad? Es fácil responder a esta pregunta, porque nos referimos a algo que vemos: un dedo lastimado por un martillazo. Pero cuando hablamos de sentimientos, no los vemos a simple vista. Podemos percibir que el otro está triste, afligido, desganado… pero no vemos “su herida”, entonces es más difícil entender el dolor que ésta puede causarle. Muchas veces, ni siquiera nosotros mismos vemos la dimensión de nuestra propia herida.

Una infidelidad marca un punto de inflexión en la pareja. Hay un antes y un después, por más de que nos empeñemos en “perdonar” y en creer cuando nos dicen: “No significó nada para mi. Vos sos el amor de mi vida”. Aunque queramos con todas nuestras ganas creer que esto es posible, la relación ya no vuelve a ser la misma.



En el consultorio he recibido cantidad de pacientes que recurrieron a terapia en busca de ayuda, luego de haber descubierto una infidelidad. Algunos habían tomado la decisión de separarse, otros aún continuaban la relación aunque considerando separarse, y otros continuaban el vínculo  intentando “recomponer la relación”. ¡Escuché tantas veces esta frase! Y me quedo con esta palabra: “recomponer”. Más allá de la definición del diccionario, me llaman la atención los sinónimos que se encuentran: rehacer, reformar, remediar, restaurar, reparar, arreglar.
Todo nos lleva a deducir que estamos hablando de algo que “se rompió”. Podríamos hablar y debatir sobre qué es lo que “se rompió”: ¿La confianza? ¿La relación? ¿El amor? Si somos más románticos, podríamos decir que se nos rompió el corazón. Pero: ¿Y si lo que se rompió fue esa ilusión de pareja perfecta? Como decía anteriormente: para que una relación funcione tiene que haber cierto grado de “ilusión” (en psicoanálisis decimos “idealización”). Pero prefiero usar la palabra ilusión porque es más sencillo de explicar con un ejemplo: ¿Alguien cree en la magia? Cuando vemos la actuación de un mago: ¿realmente creemos que con un soplido hizo aparecer a un conejo adentro de una galera? Cuando se le consulta a los magos acerca de su profesión, ellos prefieren usar la palabra “Ilusionista”: nos hacen creer que pueden hacer desaparecer a un tigre adentro de una jaula, pero son conscientes y saben aclarar que se trata de una ilusión, y si nosotros estamos predispuestos nos entretenemos sin pensarlo de esa manera: queremos creer que realmente con sus “pases mágicos”, todo eso que ocurre arriba del escenario es real.

En una relación amorosa (especialmente al comienzo), es fundamental tener esa capacidad de ilusionarnos con que el vínculo crezca, se consolide y lleguemos a ser eternamente felices. Si no tenemos esa ilusión, es como conocer todos los trucos del mago, y sentarnos a mirar el espectáculo sabiendo adonde tiene escondido el conejo, sin posibilidad de sorprendernos ni de disfrutarlo. También es fundamental que en una relación, luego de esa etapa de enamoramiento en el que idealizamos al otro (un otro supuestamente perfecto, hermoso, bueno, que tiene la fórmula para hacernos felices), decía que luego de esa etapa, la vida misma se encarga de que empecemos a confrontar al otro idealizado con el otro de la realidad. Y ahí empiezan los dilemas. Como escuché por ahí: “El príncipe azul, siempre destiñe.”, y lo mismo corre para las mujeres. Por eso el viejo chiste: “¿Cuál es la diferencia entre una princesa y una bruja? – 10 años de matrimonio”. Y sin hacer apología del machismo ni del feminismo, lo mejor que le puede pasar a una pareja es ir descubriendo estas características del otro. Recién ahí podemos decidir si nos toleramos mutuamente, si podemos “negociar” las diferencias, o si estas diferencias nos hacen incompatibles y así llegar a la conclusión de que lo mejor para los dos es que cada uno siga su camino.



Volviendo a “eso que se rompe”, podemos ir adentrándonos un poco en lo que en psicoanálisis llamamos narcicismo. Quizás ya conozcan el mito de Narciso, que obnubilado por el reflejo de su propia belleza en las aguas de un lago, perdió el equilibrio (“equilibrio” otra vez... todo tiene que ver con todo) decía que perdió el equilibrio y cayó al agua, ahogándose. En psicoanálisis el término narcicismo se utiliza para describir diversas “patologías”. No vamos a adentrarnos en este tema más que para tomar este término, y llevarlo a lo que coloquialmente conocemos como: “autoestima”. Así también es más sencillo de explicar. Creo que el término se define por sí mismo y no es necesario agregar más. En el caso de Narciso, podríamos decir que la acentuada “estima” que tenía de “sí mismo”, lo llevó nada menos que a perder su vida. En el otro extremo, cuando esa “estima de sí mismo”, en vez de estar acentuada está disminuida, aparecen signos de empobrecimiento del yo (sentimiento de que “no valgo lo suficiente”, “nadie me quiere” “no puedo hacer que alguien me ame”, etc.), y especialmente es uno de los puntos que más se ve afectado cuando ocurre una infidelidad. Allí reaparecen todos los defectos que sentimos que tenemos, todas nuestras inseguridades, y se nos vuelven en contra. Por eso muchas veces, aunque intuimos que el otro nos puede estar engañando, negamos esa posibilidad porque confirmarlo se puede hacer intolerable. Una vez comprobado el engaño nuestra “auto-estima” generalmente queda resumida a casi nada. Y digo “casi” nada, porque en la mayoría de los casos (y aunque el dolor no permita verlo) está la posibilidad de recuperarla. Claro que es un proceso que lleva tiempo, y depende de cómo cada uno elabora el duelo por esa relación que se terminó. Repito: terminó la relación que habíamos idealizado, independientemente de que se continúe el vínculo con el otro. A no confundirse porque son dos cosas distintas. Y acá me gustaría agregar algo más. Cuando hablamos de “pareja” (vuelvo al diccionario), estamos hablando de un adjetivo: parejo. Parejo significa: semejante, igual, similar. Si en una relación no hay proyectos en común que nos igualen, que nos asemejen, que sean similares, si no “tiramos los dos para el mismo lado”… lamento decirles que no hay posibilidad de PAREJA. Puede haber posibilidad de mantener un vínculo, hasta una relación “amorosa” con esa persona, pero vuelvo a diferenciar estos dos términos: pareja – relación. ¿Y cómo sabemos si tenemos una pareja o una relación? Justamente teniendo en cuenta esto que nos iguala, que nos “em-pareja” con el otro, y que nos lleva a compartir proyectos.

Muchas personas que han decidido terminar la relación luego de descubrir una infidelidad, sufren el dilema de: tolerar el engaño, teniendo en cuenta “el amor que nos unió”, o terminar definitivamente con la relación. Nada fácil, más cuando los sentimientos están a flor de piel.
Muchas veces las personas que sufren una infidelidad, suelen continuar la relación por temor. Y eso es algo que también escuché muchas veces en el consultorio: temor a no volver a formar pareja, temor a que otra persona no me acepte como soy, temor a no poder volver a conquistar a alguien, temor a “volver a empezar”. Es cierto, muchas veces la incertidumbre paraliza. Y acá volvemos a esto de “buscar un equilibrio que nos ayude a pensar”. Ya tenemos más herramientas para intentar definir si el vínculo que nos unía a esa persona se trataba de: una “pareja” o de una “relación”. Cuando podemos empezar a pensar, podemos empezar de a poco a visualizar distintas alternativas. Podemos empezar a tomar conciencia de que no estamos solos (que justamente es lo primero que se piensa, cuando sentimos que perdemos el amor del otro). Podemos empezar a “rehacernos”, “rearmarnos”, “restaurarnos”. De a poco, podemos empezar a definir qué es lo que realmente necesitamos.





Recordá que estamos para AYUDARTE A SALIR DE ESTA SITUACIÓN.

viernes, 12 de octubre de 2012

¿Cómo ayudo a un familiar deprimido?


Lic. Carina Torrez


En los últimos tiempos he tenido varias consultas sobre este tema. Suelen preguntarme: "¿Cómo ayudo a mi marido (esposa/hijo/amigo) que está deprimido? Le decimos que salga; le proponemos hacer cosas divertidas pero no quiere.. se la pasa tirado/a en la cama o en el sillón, mirando tele o durmiendo.. dice que la vida no tiene sentido. Estamos muy preocupados. Tenemos miedo de que haga "algo malo". ¿Qué podemos hacer?"





En principio no hay una sola respuesta para esta pregunta, porque cada persona es particular. Cada uno tiene sus características personales, su historia, y está atravesada también por los hechos actuales que puedan estar ocurriendo.

En una ocasión puntual me han consultado por un familiar, que luego de un asalto en la vía pública, adonde sufrió no sólo la violencia de que arrebaten sus objetos personales, sino que también sufrió la amenaza de que le quitarían la vida si no accedía a entregarle lo que los delincuentes le pedían. A partir de este hecho (refiere el familiar), esta persona: "...es como que entró en un pozo depresivo, y no lo podemos sacar." Ante mi pedido de describir este "pozo depresivo", refiere más o menos el cuadro que les comentaba al comienzo: apatía, falta de interés por cosas que antes le agradaban, aislamiento, hipersomnia (duerme mucho), abulia (falta de voluntad), descuido en el arreglo personal (varios días sin bañarse/afeitarse/cambiarse de ropa). Todos estos signos podrían hacer intuir que la persona está atravesando un proceso "depresivo". Esto no es lo mismo que decir que la persona sufre de una Depresión. Voy a tratar de ser un poco más clara:

Para los profesionales de salud mental que se rigen por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (más conocido como DSM - IV), la Depresión como patología implica:



Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser:

 Estado de ánimo depresivo o
 Pérdida de interés o de la capacidad para el placer.
{...}
1Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej., llanto). En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable
2Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás)
3Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso(p. ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables
4Insomnio o hipersomnia (sueño excesivo) casi cada día.
5Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día(observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido)
6Fatiga o pérdida de energía casi cada día
7Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados(que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo)
8Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena)
9Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse
Estos síntomas "provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo."
"Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o una enfermedad médica {...}"

Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. ej., después de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

En cuanto al tiempo de recuperación: depende de cada caso en particular. Sin embargo, en general lleva unos cuantos meses empezar a sentir mejorías notables.
No hay recetas mágicas, ni palabras justas que puedan hacerlo "sentir mejor". Quizás lo más sano es que se pueda sentir mal (recordemos que está atravesando una situación dolorosa), hasta que de a poco pueda ir retomando su vida apoyándose en su entorno afectivo y por ejemplo, en actividades de interés.


Dicho de otro modo: entre la gente que rodea al paciente que atraviesa un estado de ánimo depresivo, SIEMPRE están las ganas de "hacer algo para que se sienta mejor", pero como decía antes, quizás en este momento lo que necesite la persona es precisamente expresar sus sentimientos: sentirse mal, angustiado, con bronca, con miedo.. y una vez procesado todo eso recién va a poder empezar a armar su vida de nuevo.


Lo mejor que se puede hacer es acompañarlo. Y aunque suene raro, lo peor que se puede hacer es buscar la forma de que se sienta bien de una manera forzada. Cuando una persona presenta este estado de ánimo "depresivo", y los demás se esfuerzan constantemente para "hacerlo sentir mejor", la persona se siente frustrada porque por más que quiera no se puede sentir mejor (por ahora). Es como un círculo vicioso: 
- el paciente se siente mal por lo la situación que está atravesando; 
- los que lo rodean quiere que se sienta bien pero él no puede porque aún no está en condiciones de recuperarse; 
- el paciente se frustra porque seguramente querrá sentirse mejor y aún no lo logra; 
- su círculo más cercano se frustra por "no poder ayudarlo"... 
Así,no sólo que todos terminan sintiéndose peor que al principio, sino que se vuelve a iniciareste ciclo.




Lo más natural en estos casos (aunque suene paradójico o contradictorio) es que se el paciente sienta malestar. Desde el entorno, lo mejor sería poder acompañarlo en los sentimientos que tenga: si es angustia, contenerlo.. si es bronca, dejarlo que se exprese; si tiene quiere realizar alguna actividad y nos pide compañía, acceder a su pedido pero SIN EXIGIRLO.


Siempre tendemos a querer que nuestros afectos estén felices y contentos, pero no siempre se puede. Es natural que querramos eso para la gente que queremos, pero en este caso (como en muchos otros), lo mejor que se puede hacer es simplemente ACOMPAÑAR.


No es bueno sumar la propia ansiedad por ayudarlo, a la angustia que él siente, ya que es probable que esto genere frustración tanto en el paciente como en el allegado.

Todos tenemos nuestros tiempos para adaptarnos, y a en cierta situaciones provocan cambió en percepción de la realidad del paciente, y así mismo su su mirada ante la vida.


Habrá que tener paciencia e intentar relajarse, que eventualmente todo pasa. Y para finalizar: no es recomendable arengar con frases del estilo: "Ya vas a salir adelante!". Esto también se siente como una presión, y la persona tiende a pensar: "Ya tendría que estar bien, y sigo bajoneado", lo cual no suele aportar una mejora en su estado. Es preferible comprender e intentar transmitir esto que comentaba anteriormente: CADA CUAL TIENE SUS TIEMPOS. Quizás una buena forma de transmitirlo con palabras sería: "Tranquilo. Tomate tu tiempo, que vamos a estar acompañándote hasta que te sientas mejor."





Hay que tener en cuenta que si los síntomas se intensifican; que si vemos que el cuadro se mantiene en el tiempo por un lapso prolongado (meses o años), es importante recurrir a un especialista.


Y recordá que estamos para AYUDARTE A SALIR DE ESTA SITUACIÓN.

viernes, 18 de noviembre de 2011

La Adolescencia (Segunda parte) Señales de alerta

Lic. Carina Torrez


Ante todo debemos tener en cuenta que es muy importante prestar atención a la conducta de los adolescentes (en realidad, de los hijos en general). Pero en la adolescencia se dan cambios que el sujeto muchas veces no puede procesar por sí mismo, necesitando del apoyo y la orientación de su famila, ESPECIALMENTE DE SUS PADRES.



A continuación se indican algunas actitudes que podrían despertar el alerta, sobre posibles dificultades o algún tipo de desequilibrio emocional que el adolescente pudiera estar atravesando:


- Humor negativo como actitud sostenida y prolongada, acompañada de la pérdida del apetito, dificultades para dormir o pensamientos de muerte.

- Oposición a la autoridad (padres, docentes, policía), robo, hurto, vandalismo y transgresión constante. 


- No tener en cuenta los derechos de los otros.

- Uso y/o abuso de alcohol, drogas o tabaquismo.


- Miedo intenso de engordar, a pesar de tener peso normal. Dietas obsesivas, hábitos alimentarios muy restringidos, vómitos, uso de diuréticos, ejercicio excesivo, etc.


- Estallidos frecuentes de ira e inhabilidad para resolver problemas cotidianos.





- Cambio muy marcado en el rendimiento escolar.


- Cambio muy marcado en hábitos: comer, dormir.


- Pesadillas persistentes y quejas de problemas físicos.


- Amenazas de dañarse y dañar a terceros. 




- Conductas sexuales que inapropiadas (exhibicionismo, masturbación compulsiva, voyeurismo).


- Amenazas de escaparse o fugarse.


- Ausencias injustificadas en el colegio o en la casa.


- Pensamientos y sentimientos extraños y conductas no comunes.


- Retracción social, soledad y reclusión con deterioro de las relaciones sociales.







- Fatiga excesiva.


- Insomnio o dificultad para dormirse.


- Incapacidad para concentrarse o cooperar tareas cotidianas del hogar. 






- Indiferencia aparente, aún en situaciones altamente importantes.


- Reducción de actividades.


- Declinación marcada de su rendimiento, tanto académico como físico.


- Deterioro notorio de su higiene personal; excentricidad en el vestir.






Movimientos frecuentes (estereotipados), viajes o largas caminatas sin rumbo fijo.


- Excesiva preocupación por temas místicos o religiosos.


- Conducta caprichosa, carcajadas inapropiadas, posturas extrañas.


- Incapacidad para expresar emoción. 


En caso de observar estos indicadores, se recomienda la consulta con un especialista.




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lunes, 17 de octubre de 2011

La Adolescencia. (Para padres e hijos)

Lic. Carina Torrez




De acuerdo a diversos estudios y experiencia clínica, dos especialistas en el tema como son Aberastury y Knobel han descrito una serie de características por las cuales reconocer lo que ellos llaman: "Síndrome de la adolescencia normal". Tales características son las siguientes:

- Búsqueda de sí mismo y de la identidad
- Tendencia grupal
- Necesidad de intelectualizar y fantasear
- Crisis religiosas, que pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo más
fervoroso
- Desubicación temporal
- Evolución sexual manifiesta, que ve desde el autoerotismo (masturbación) hasta la sexualidad genital adulta
- Actitud social reivindicatoria con tendencias anti o asociales de diversa intensidad
- Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta
- Separación progresiva de los padres
- Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo

Lo que caracteriza esta etapa en un proceso de desprendimiento. También podemos encontrar la contradicción que lleva al adolescente a moverse entre el impulso al desprendimiento y la defensa que impone el temor a la pérdida de lo conocido.
Es una etapa de ambivalencia emocional, dolor, confusión, y muchas veces constantes fricciones con el medio familiar y el entorno en que habita.

El adolescente atraviesa un TRIPLE DUELO:
1) Duelo del cuerpo infantil
2) Duelo por la identidad infantil
3) Duelo por los padres de la infancia.





CUERPO






Aparecen caracteres sexuales primarios (aumento del tamaño de los genitales) y secundarios (vello facial, axilar, pubiano, y en las mujeres aumento del pecho)
Los varones a diferencia de las mujeres, cambian la voz como indicio de la pérdida de su bi-sexualidad.

El inicio de la maduración sexual se da, en la niña, por la primera menstruación y en el niño
por la polución nocturna.

El pre-adolescente para sentirse conforme con el cuerpo, debe renunciar al cuerpo de niño.
Esto implica el proceso de duelo citado anteriormente. No se debe olvidar que en la
adolescencia también se abandona la fantasía de la bi-sexualidad, a partir de la cual se hace más frecuente la actividad masturbatoria.

Masturbación: Luego de una etapa de latencia, la inminente madurez genital lleva al
adolescente a retomar esta actividad sexual, y con ella realiza un aprendizaje y asunción de su nueva identidad genital.

Las dos funciones más importante de esta práctica son:
1) ayudar al adolescente a aceptar su sexo
2) lo ayuda a luchar contra la primitiva tendencia al incesto.

Coordinación Psicomotriz: Si bien en la adolescencia se da la plenitud del desarrollo motor, se suele observar cierta torpeza en los adolescentes. Si bien nos puede parecer
contradictorio, la razón de esta torpeza es el proceso de adaptación a un cuerpo "nuevo" en tamaño, fuerza y sensibilidad.

Renuncia al incesto: Con la madurez genital, el ser humano adquiere la capacidad de efectuar la unión incestuosa y de satisfacer la antigua fantasía de tener un hijo con el progenitor del sexo opuesto. Esta fantasía en la adolescencia es ahora realizable. Es por ello que la confrontación con quién ocupa este lugar en la familia, la búsqueda de grupos de pertenencia, y hasta incluso la masturbación se pueden considerar "saludables" al momento de enfrentar y vencer esta fantasía inconsciente de incesto.




IDENTIDAD



El adolescente debe enfrentar cambios en cuanto a las responsabilidades, expectativas e
ideales (en parte propios, pero mayormente por exigencia de sus padres).
Durante la adolescencia se ensayan distintas identidades, a fin de intentar cumplir o evadir
esas nuevas expectativas. Los adultos deben permitir sus ensayos y no deben provocarlos, sino acompañarlos y de ser necesario, confrontarlos.




LOS PADRES Y LA SOCIEDAD



Este punto es el que más resistencia genera en el adolescente, ya que debe aprender a
renunciar a la imagen ideal de los padres de la infancia. Aparecen sentimientos de
ambivalencia hacia los mismos (amor-odio); confrontación y principalmente dolor por el
desprendimiento que esta etapa genera.
Los padres también deben atravesar el duelo por estos hijos. Tiene que desprenderse del hijo niño y evolucionar a una relación con el hijo adulto. Esto confronta a los padres a la
conciencia de su propio devenir, el envejecimiento y la muerte.
La capacidad y logros crecientes de los hijos los obligan a enfrentarse con sus propias
capacidades y evaluar sus logros y fracasos.
Sin embargo, el conflicto comienza cuando el adolescente comienza a asumir su identidad sexual en plena madurez, lo que lo convierte en "procreador" y a su vez en "competidor" con el progenitor de su mismo sexo.




Se requiere de madurez en el adulto, a fin de aceptar la madurez intelectual y sexual del hijo adolescente. Para quienes carezcan de esta madurez, les resultará mucho más dificultoso acompañar a sus hijos en esta etapa tan particular de la vida.


BIBLIOGRAFIA
- "La adolescencia normal" Aberastury - Knobel. Ed. Paidós

viernes, 16 de septiembre de 2011

Violencia en la pareja. Indicadores y prevención.

Lic. Carina Torrez


Teniendo presente los casos que se han conocido en estos últimos tiempos sobre violencia familiar, que han llegado al punto de producir centenares de muertes en la Argentina, creí interesante escribir un artículo sobre cómo intentar prevenir estas situaciones límites.
En principio, se me ocurrió basarme en un libro de Graciela B. FERREIRA, "Hombres violentos, mujeres maltratadas: aportes a la investigación y tratamiento de un problema social." (1992), en el cual describe las características observadas en los VARONES VIOLENTOS.

Es por esto que  si están en una relación de noviazgo, pareja o matrimonio en la que encuentran algunos de los siguientes indicadores, sepan que están frente a una relación patológica que puede terminar en un caso de violencia de género o violencia familiar.



INDICADORES

• El novio o pareja de una muchacha controla todo lo que ella hace, exige explicaciones por todo y pretende conocer hasta su pensamiento más recóndito porque no quiere que tenga "secretos" con él.

• Quiere saber con lujo de detalles a dónde va, dónde estuvo, con quiénes se encontró o a quiénes va a ver, los horarios y el tiempo que permaneció en cada lugar, cuánto tiempo estará fuera y el horario de regreso, lo cual comprobará con sucesivas llamadas telefónicas, mensajes de texto o "pasadas" por la casa de ella.

• Revisa el celular de ella, sus mails o historial de internet.


• De manera permanente vigila, critica o pretende que ella cambie su manera de vestir, de peinarse, de maquillarse, de hablar o de comportarse.
• Formula prohibiciones o amenazas respecto de los estudios, el trabajo, las costumbres, las actividades o las relaciones que desarrolla su novia o pareja.
Fiscaliza a los familiares, los amigos, los vecinos, los compañeros de estudio o trabajo, sospechando, desconfiando o criticándolos después de querer conocerlos a todos para ver cómo son.
• Hace escándalos en público o en privado por lo que ella u otros dijeron o hicieron.
Deja plantada a la novia en salidas o reuniones, sin explicar ni aclarar los motivos de su reacción.
No expresa ni habla acerca de lo que piensa, o desea, pero pretende que ella adivine todo lo que le sucede y actúe de manera satisfactoria, sin que él deba molestarse en comunicar nada.



• A veces da órdenes y otras "mata" con el silencio, con actitudes hurañas, con la hosquedad o el mutismo, que no abandona aunque obtenga lo que esperaba.
• Demuestra frustración y enojo por todo lo que no resulta como él quiere, sin distinguir lo importante de lo superfluo.
Culpa a la novia de todo lo que sucede y la convence de que es así, dando vuelta las cosas hasta confundirla o dejarla cansada e impotente.
No reconoce ninguna responsabilidad sobre la relación ni sobre lo que les sucede a ambos.
• No pide disculpas por nada. Excepto cuando ella decide terminar con la relación, momento en que él ruega que "no lo abandone" jurando que "va a cambiar" porque "no puede vivir sin ella".



Compara a su novia con otras personas (muchas veces las compara con alguna "ex" ) , dejándola incómoda y humillada. "Si te parecieras a fulana yo no tendría que..."; "Por lo menos mengana hace las cosas bien y no como vos que…"
Impone reglas sobre la relación (días, horarios, tipos de salidas, etc.) de acuerdo con su exclusiva conveniencia.
• Ejerce la doble moral "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago" reservándose el derecho de realizar cosas que le impide hacer a la novia.
Obliga a la muchacha a formar una alianza con él para aislarse o enfrentarse a los demás. (En casos extremos, puede llegar a proponer pactos suicidas).
Ante cualquier pregunta o cuestionamiento de ella, declara que los parientes o amigos "le llenan la cabeza" contra él, que no lo quieren y que están "envenenando" el efecto entre ellos, que los otros "sienten celos o envidia de su relación”. Así desvía la cuestión y nunca responde por su conducta.
Se burla, habla groseramente o en términos agraviantes acerca de las mujeres en general. Es una amenaza velada, para que la novia no se parezca al resto de las mujeres y sea sólo como a él le gusta.



Amenaza a su novia con abandonarla si no hace todo lo que él desea.
• Induce sentimientos de lástima, al justificarse o insistir con su vida desdichada o su infancia infeliz.
• No acepta formular o discutir planes para el futuro. No se compromete ni busca acuerdos para mejorar la relación.
• Recibe cariños, mimos y atenciones, pero nunca los devuelve.
• Pretende que lo acepten tal cual es y acusa de "castradora" o posesiva a la novia si se hace alguna observación sobre sus actitudes.
• Es poco sociable, se aísla y es desconsiderado con la familia y los amigos de ella.
• Es susceptible y está pendiente de lo que se diga o se comente sobre él. Se ofende rápido y cree que los demás andan detrás de lo que hace.
• Es caprichoso, cambiante y contradictorio. Dice que no se va a dejar dominar.
Se niega a conversar o a discutir con franqueza acerca de los conflictos o los desacuerdos de la pareja.
Mantiene en vilo a la novia en fiestas y reuniones, coqueteando con otras de manera abierta o solapada.



• Es seductor y simpático con todos, pero a ella la trata con crueldad.
Decide por su cuenta, sin consultar ni pedir opinión a la novia, ni siquiera en cosas que atañen a ella sola.
Promete cambios y mejoras en sus defectos o en sus adicciones. Nunca cumple, pero siempre renueva sus ofrecimientos.
Piensa que las mujeres son inferiores y deben obedecer a los hombres. O no lo dice pero actúa de acuerdo con este principio.
• Para obligarla a mantener relaciones sexuales, pone en práctica toda clase de artimañas: la acusa de anticuada, pone en duda sus sentimientos o su amor por él, la acusa de frígida, la avergüenza haciéndola sentir como un bicho raro, como si fuera la única en el mundo que no se acuesta con el novio, le reprocha que a ella no le interesa que él "se caliente y no pueda desahogarse", amenaza con que se va a buscar a otras para acostarse con ellas, pone en duda su salud o su espontaneidad, le dice que tiene "miedo de convertirse en mujer".



• Es bueno y cumplidor en el trabajo, pero con la novia siempre llega tarde, no cumple lo prometido y se muestra irresponsable por sus olvidos o descuidos.
• Transforma todo en bromas o utiliza el "humor" para cubrir sus actos de irresponsabilidad, restándoles importancia a sus incumplimientos.
Utiliza algún dato del pasado de la novia o lo que conoce de sus otras relaciones para efectuarle reproches o acusaciones o para probar su desconfianza en ella y en su amor.
Exagera defectos de la mujer haciéndola sentir culpable y descalificada.
• Deja de hablar o desaparece por varios días, sin dar explicaciones, como manera de demostrar sus enojos.
• No le presta atención a ella y con prepotencia asegura saber más o tener más experiencia.
Se muestra protector y paternal. "Yo se lo que es bueno para vos, quiero lo mejor para ti, hago lo mejor para vos (hay que reemplazar el "para vos" por el "para mi" y se captarán las verdaderas intenciones).
Se irrita y tiene estallidos de violencia. Luego actúa como si no hubiera pasado nada y deja a todos desorientados y confusos.
• Se burla de los enojos de ella.
• Acusa injustamente a su novia de coquetear, salir o verse con otros hombres. La acusa de "acostarse con otros" y hasta de "ser una puta".
Utiliza nombres, diminutivos o términos que a ella no le agradan, porque siente que la disminuyen o ridiculizan.
• La mayoría de las veces grita coléricamente durante una discusión, como una forma de intimidar a su novia y mantener el control de la situación.



Generalmente abusa de algún tipo de sustancia: alcohol, drogas, psicofármacos.
• Está convencido de que sus negocios, sus estudios o sus obligaciones son lo más importantes del mundo y lo fundamental de su vida. Exige que la novia se adapte a eso.
• Su forma de expresarse es grosera; constantemente utiliza palabras agresivas y habla en términos de acciones: "los reventamos", "a esos los vamos a matar"; "si viene le rompo la cara"; "a esa habría que darle una paliza"; "éste se está buscando una piña;"

ES FUNDAMENTAL RECORDAR QUE UN ALTO ÍNDICE VERBAL PRONOSTICA ACTOS DE VIOLENCIA FÍSICA A CORTO PLAZO O MEDIO PLAZO.



• Expresa prejuicios religiosos, raciales o sexuales y lo fundamenta de manera colérica y encendida. Tiene rasgos de fanatismo. Frecuentemente es homofóbico.
• Es desconsiderado y violento al mantener relaciones sexuales, actitudes que él califica como "ser apasionado" o "fogozo". Se enoja si ella en algún momento no lo desea.
• Es impulsivo e intolerante. Impone su voluntad en el terreno sexual, sin tener en cuenta las necesidades femeninas.
• Aunque sea una vez, le pegó una bofetada a la novia, le dio empujones, le retorció un brazo, le apretó el cuello o la tomó fuertemente del cabello.



ACORDATE


• La violencia es una conducta aprendida, previa a la formación de pareja y no cambia espontáneamente por la voluntad o las personas.

Requiere un trabajo de cambio orientado por especialistas.

Celar quiere decir "cuidar", no aprisionar a una persona. Los celos no son una demostración de amor, representan un abuso de poder.


Posesividad, control, prohibiciones, amenazas, encubren una baja autoestima, inseguridad y desconfianza que tienen que ver con la historia del sujeto y no lo que haga o no haga su pareja. Por eso, aunque consiga dominarla o encerrarla no deja de manifestar sus celos, distorsionando situaciones o haciendo acusaciones.

En nuestro país, las estadísticas no alcanzan a representar significativamente el porcentaje de población que sufre de violencia familiar, ya que son pocas las mujeres que se animan a hacer la denuncia contra sus parejas o maridos.
Sin embargo, varios trabajos demuestran que en 1995 hubo 996 mujeres del país que denunciaron ser víctimas de la violencia, y que en el 2005 ya fueron 3.992 las que se animaron a hablar. En el Consejo de la Mujer de la Nación aseguran que, en promedio, las mujeres (el 90% del total de casos) se atreven a denunciar después de 6 años de sufrimientos. Muchas con entre 10 y 20 años de convivencia. También dicen que el 80% de los victimarios son parejas o ex.




PREVENCIÓN


• Si sos mujer, tené muy en cuenta estos indicadores para que el día de mañana no seas una víctima más de los centenares de casos de muerte por violencia familiar.


• No te calles. Hablá con tus amigas, con tus familiares sobre la situación. Quizás no sepan exactamente cómo ayudarte, pero siempre vas a encontrar a alguien dispuesto a acompañarte.


• Si sos hombre, tené en cuenta que si reconocés en vos mismo algunas de estos indicadores, podés pedir ayuda psicológica..

POR FAVOR, PREVENGAMOS LA VIOLENCIA FAMILIAR. ESTA GENERA DOLOR, GENERA PROFUNDOS DAÑOS PSICOLÓGICOS PARA LAS MUJERES GOLPEADAS Y PARA LOS HIJOS DE LA PAREJA (EN CASO DE QUE LOS HAYA), Y PRODUCE LA MUERTE DE MUCHÍSIMAS MUJERES.



Si te sentís identificada con algunos de los indicadores que leiste anteriormente, no dudes en apoyarte en tu entorno, y de ser necesario consultá a un especialista.



Recordá que estamos para AYUDARTE A SALIR DE ESTA SITUACION.